Nuestro planeta es nuestro hogar, un hogar que no hemos cuidado, igual que muchas veces no nos cuidamos a nosotros mismos.
Tomamos drogas que dañan nuestro cuerpo, trasnochamos y no descansamos lo suficiente, bebemos más de la cuenta para olvidar el sufrimiento, y con todo esto, ¿queremos ser felices?. Imposible.
Para alcanzar la felicidad hay que pensar globalmente. No solo en nosotros y en todo lo que alimenta nuestra vida, sino también en nuestro planeta. Igual que nuestra vida está influida por cómo nos alimentamos, por lo que comemos y bebemos, por el aire que respiramos, por nuestros pensamientos y emociones. Con nuestra conducta también estamos haciendo enfermar a la tierra. Su aire, suelo y mar se están contaminando y con ello nosotros también estamos enfermando. Pero también podemos tomar decisiones para sanarla. Lo que tienes que hacer es comprometerte contigo mismo y con tu hogar.